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25 de junio de 2015

El trabajo de mamá cotizado en dólares, por el BID



Cien por ciento de disponibilidad, con habilidades en psicología, finanzas, recursos humanos, planificación de eventos, artes culinarias, entre otras; sin opción a vacaciones y sin sueldo. ¿Aceptaría un trabajo  así?


Probablemente muchos no aceptarían un trabajo así, pero millones de mujeres lo están haciendo en este momento: las madres a tiempo completo.
El blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó este domingo un detalle de la cotización económica, en promedio, de cada una de las actividades que realizan las madres.

Cada año, la aseguradora norteamericana Insure cuantifica el trabajo que realizan las madres y la tendencia va en alza. En el 2015, si las mamás cobraran por todas sus actividades, ellas ganarían un sueldo anual de $ 65.284, una cifra casi 2,5 veces el salario promedio de un TRABAJADOR estadounidense. El análisis se basa en los datos que proporciona el Buró de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.


Presupuesto semanal (promedio)

Manejar
$ 12,12 la hora (9 horas): $ 109,08

Cocinar
$ 10,13 la hora (14 horas): $ 141,82

Cuidado de niños
$ 11,10 la hora (40 horas): $ 444

Ayuda en tareas escolares
$ 19,30 la hora (10 horas): $ 193

Limpieza
$ 10 la hora (10 horas): $ 100

Actividades durante vacaciones
$ 18,68 la hora (40 horas): $ 747,2
Total: $ 1.735,1



De acuerdo al mismo análisis, entre otras curiosidades, una madre ahorra $ 7.300 al año en el presupuesto familiar por cocinar, $ 23.000 en niñeras; $300 en cortes de pelo, y hasta $ 1.000 en detectives para saber qué hacen los niños fuera de casa.
"Al final del día, sabemos que el valor de una madre es incalculable. Pero en ocasiones como la celebración del Día de la Madre, no nos viene mal recordar que su trabajo tiene un valor de mercado", expresa el BID.

El mensaje no se aplica también a las mamás que tienen un trabajo remunerado. En una publicación anterior, destacan que las madres que TRABAJAN fuera del hogar continúan dedicando, al menos, el doble del tiempo que el hombre en actividades domésticas.

Una encuesta del 2014 revela que las mujeres latinoamericanas que  TRABAJAN a tiempo completo se encargan del 80% del trabajo doméstico y familiar.

fuente>http://www.eluniverso.com/noticias/2015/05/10/nota/4860966/trabajo-mama-cotizado-dolares-bid

4 de junio de 2015

Claves para reconocer la violencia psicológica



Manipulación, amenazas, chantaje, acoso, humillación, menosprecio, control, celos. Dentro de una pareja, la violencia psicológica incluye una gran variedad de conductas que el agresor ejerce a través del tiempo, logrando el dominio sobre la mujer y la relación. Se debe actuar ante los primeros signos de alarma  y pedir ayuda. No hay ninguna razón para tolerar el maltrato, ni motivos para sentir vergüenza. Hay mujeres de distintas características personales y de todas las condiciones socio económicas que la padecen. En Argentina hay diversas organizaciones, grupos de ayuda y líneas telefónicas gratuitas con profesionales bien capacitados.
La violencia psicológica es el primer estadio del círculo, por eso es tan importante conocer sus diferentes formas, eso nos puede ayudar a determinar si estamos en un vínculo violento y así prevenir futuros problemas aún peores como puede ser, en su extremo, el femicidio”, explica  Fabiana Túñez, Cofundadora y Coordinadora General Ejecutiva de la Asociación Civil La Casa del Encuentro. “Si hay amor, no hay ni celos, ni descalificación, ni maltrato”, subraya Túñez.
Es importante cuestionar y derribar las viejas nociones asociadas al romanticismo. Como bien lo expone a este medio la licenciada Monique Altschul, Directora Ejecutiva de Fundación Mujeres en Igualdad: “El amor no duele, la idea de que quien ama debe sufrir y que todo tiene que ser pasión y dolor, está lejos del verdadero amor que incluye el apoyo de unos a otros, vivir lo mejor posible y gozar de ese cariño con alegría”.
La violencia psicológica se define como aquella que “causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación”.
Túñez observa que estas violencias están emparentadas con algunas raíces culturales de nuestra sociedad, como por ejemplo los celos y el controlconductas naturalizadas o aceptadas por asociarlas al cariño, cuando es todo lo contrario. Otro comportamiento dañino es la descalificación permanente, con frases como “No servís para nada”, “Sos una inútil”, “¿Para qué vas a estudiar?”.
También se considera agresiva la manifestación que se relaciona con el control del dinero: “Cuando el manejo de la economía del hogar está a cargo exclusivamente del varón, la mujer sólo maneja las compras cotidianas pero si quiere comprar algo para sí tiene que pedirle permiso a su compañero. Así el varón logra el poder y control absoluto sobre su pareja”, analiza Túñez. En este sentido, la Ley 26.485 también describe la violencia económica y patrimonial e incluye una gran variedad de comportamientos aún muy frecuentes.
Señales de alerta
Se aconseja prestar atención a ciertos signos para detectar que una mujer vive una relación violenta. Mazzeo los resume así: “El aislamiento de los vínculos familiares y socialesRenuncia a tareas que le causaban placer anteriormente. Críticas, desestimaciones y humillaciones. El control económico, y de las acciones. La vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal”.
“Depende de la edad y de las circunstancias pero, en general, las primeras alertas surgen cuando el otro comienza a controlar los actos de la mujer a través de preguntas continuas como: ¿A dónde vas y por qué vas así vestida?, ¿con quién te vas a encontrar?, ¿qué vas a hacer?, ¿a qué hora volvés? También a través del control del celular, de los correos electrónicos, de ir a buscarla cuando sale diciéndole que la esperará aunque tarde mucho. A veces la mujer cree que estas conductas indican que la quiere mucho, en realidad son señales alarmantes que con el tiempo pueden transformarse en una pesadilla. Otra modalidad violenta que ocurre muchísimo, sobre todo en las primeras etapas de una relación, se da cuando la mujer empieza a hablar y el hombre inmediatamente la interrumpe con un chiste y corta la conversación”, detalla la licenciada Altschul.
Lo fundamental es detectar estos primeros indicios y no naturalizar comportamientos que nos hacen entrar en un vínculo del cual después se hace muy difícil salir, porque cuando este circuito se sostiene en el tiempo,  la mujer siente culpa o vergüenza de contar lo que le pasa, también miedo frente a las amenazas. Así, queda enredada en una telaraña, cada vez más aislada”, recuerda Túñez.
Cómo salir del círculo de violencia
Como apunta Túñez, “En el ciclo de la violencia, los agresores no sólo son seductores hacia afuera sino que una vez que llegan al pico de agresión, pasan por una etapa de calma en la que despliegan todos sus encantos para prometer a la mujer que nunca volverán a repetir las agresiones. Eso es una mentira y una estrategia para seguir consumando su fin. Luego el ciclo se repetirá cada vez con más intensidad”.
Existen estrategias efectivas para salir o ayudar a salir del círculo violento.  “Es muy importante acompañar a la mujer en un proceso tendiente al empoderamiento, para que vuelva a creer  en sí misma. El acceso a un espacio terapéutico, donde poder revisar estas cuestiones complementa esta tarea. Es fundamental abandonar el aislamiento característico en que quedan sumidas, relatando la situación en la que se encuentran a sus redes familiares y sociales para que puedan ayudarlas. También efectuar las denuncias judiciales correspondientes para su resguardo”, explica Mazzeo.
Por su parte, Túñez indica: “Lo importante es detectar, pedir ayuda, poner en palabras lo que está pasando y, una vez que la mujer está fortalecida, recién ahí hacer la denuncia en los casos de violencia psicológica. Con la denuncia empieza el camino de salida”.
Otra de las claves es que la mujer se desarrolle como persona: “La autoestima se fortalece al prepararse para la vida, estudiando,TRABAJANDO  y tratando de encontrar qué se quiere hacer en la vida”, propone Altschul.
Cómo afecta a la salud de las mujeres
El informe de la Organización Mundial de la Salud de 2009 Las mujeres y la salud, los datos de hoy, la agenda de mañana, concluye: “Es común que las mujeres de todo el mundo que han sido víctimas de violencia infligida por su pareja tengan problemas de salud mental, angustia emocional y comportamientos suicidas. En el estudio se identificó la angustia emocional mediante síntomas como el llanto fácil, la incapacidad para disfrutar de la vida, la fatiga y los pensamientos suicidas durante las cuatro semanas anteriores a la entrevista”.
La agresión psíquica permanente deja secuelas como depresión, trastornos de ansiedad e intentos de suicidio y también otras consecuencias físicas difíciles de medir. Además, Altschul se refiere a otro comportamiento asociado: “Las mujeres que padecen agresiones continuas se auto-medican muchísimo con sedantes y antidepresivos. Muchos de estos medicamentos se podrían evitar con una consulta en el momento adecuado o si se relacionaran con gente que puede ayudarlas a salir de estas situaciones”.

27 de mayo de 2015

CICLOS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO


La situación de violencia que la mujer sufre por parte de su pareja  en su relación, se explica porque la víctima  se vuelve cada vez más vulnerable, perdiendo con ello su capacidad de autodefensa.
Todo comienza con  una parte invisible o silenciosa que puede durar desde 1 a los 10 años de convivencia. Se inicia siempre de forma sutil, invisible a los ojos de la mujer. En estos comienzos se aprecia un exceso de control por parte del hombre hacia su pareja, que ella suele  confundir con celos, con una  preocupación excesiva por su parte  o, incluso,  como  signos de un gran amor hacia ella. Esta actitud controladora se evidencia  en muchos aspectos (su forma de vestir, su  trabajo, control de sus  gastos, control de salidas y de las amistades, intentos de separación de su familia) así como  humillación o menosprecio de  las cualidades o características de la mujer, intentando dejarla en muchas ocasiones en ridículo, A veces, delante de los demás, y en la mayoría de los casos, en la intimidad del  hogar.  De forma que va consiguiendo que ésta vaya perdiendo poco a poco su autoestima, su autonomía e incluso su capacidad o reacción o defensa ante esta  situación.
El comportamiento agresivo del varón va aumentando en frecuencia en intensidad, hasta que la mujer decide consultar o pedir ayuda, ésta se convierte en la fase visible. Donde muchos/as se enteran de la situación por la que están pasando. Muchas de ellas, se encuentran que no son creídas, dado que algunos de estos maltratadores suelen comportarse fuera de los muros del hogar de forma admirable, siendo, a los ojos de la sociedad, “el marido perfecto”
Nos encontramos con que el ciclo de la violencia es una secuencia repetitiva, que explica en muchas ocasiones  los casos del  maltrato crónico.
Se describen tres fases en este ciclo: acumulación de tensión, explosión y reconciliación, denominada, más comúnmente,  “luna de miel”.
–         Fase de acumulación de la tensión: En esta fase los actos o actitudes hostiles hacia la mujer se suceden, produciendo conflictos dentro de  la pareja. El maltratador demuestra su violencia de forma verbal y , en algunas ocasiones, con agresiones  físicas, con cambios repentinos de ánimo, que la mujer no acierta a comprender y que suele justificar, ya que no es consciente  del proceso de violencia en el que se encuentra  involucrada. De esta forma, la víctima  siempre intenta calmar a su pareja, complacerla y no realizar aquello que le moleste, con la creencia de que así evitará los conflictos, e incluso, con la equivoca creencia de  que esos conflictos son provocados por ella,  en algunas ocasiones. Esta fase seguirá en aumento.
–         Fase de agresión. En esta fase el maltratador se muestra tal cual es y se producen de forma ya visible los malos tratos, tanto psicológicos, como físicos y/o sexuales. Ya en esta fase se producen estados de ansiedad y temor en la mujer, temores fundados que suelen conducirla a consultara alguna amiga, a pedir ayuda o a tomar la decisión de denunciar a su agresor.

–         Fase de reconciliación, más conocida como “fase de luna de miel”: Tras los episodios violentos, el maltratador suele pedir perdón, mostrarse amable y cariñoso, suele llorar para que estas palabras resulten más creíbles, jura y promete que no volverá a repetirse, que ha  explotado por “otros problemas” siempre ajenos a él. Jura y promete que la quiere con locura y que no sabe cómo ha sucedido. Incluso se dan casos en los que puede llegar a hacer creer a la víctima que esa fase de violencia se ha dado como consecuencia de una actitud de ella, que ella la ha provocado, haciendo incluso que ésta llegue a creerlo. Con estas manipulaciones el maltratador conseguirá hacer creer a su pareja que “no ha sido para tanto”, que “sólo ha sido una pelea de nada”, verá la parte cariñosa de él (la que él quiere mostrarle para que la relación no se rompa y seguir manejándola). La mujer que desea el cambio, suele confiar en estas palabras y en estas “muestras de amor”, creyendo que podrá ayudarle a cambiar. Algo que los maltratadores suelen hacer con mucha normalidad “pedirles a ellas que les ayuden a cambiar”. Por desgracia ésta es sólo una fase más del ciclo, volviendo a iniciarse, nuevamente, con la fase de acumulación de la tensión.
Por desgracia estos ciclos suelen conducir a un aumento de la violencia, lo que conlleva  a un elevado y creciente peligro para la mujer, quien  comienza  a pensar que no hay salida a esta situación.
Estos sucesión de ciclos a lo largo de la vida del maltratador es lo que explica porqué muchas víctimas de malos tratos vuelven con el agresor, retirando, incluso, la denuncia que le había interpuesto.
Denuncia contactanos al 5733-2634 -8810-9705